sábado, 29 de julio de 2017

¡VACACIONES!


¡VACACIONES!
Es tiempo de vacaciones, de playa, de casita, de viajes, de paseos, de helados, de amigos, de familia y a veces también de aburrimiento.
En vacaciones cualquier opción puede estar permitida para frenar el ritmo trepidante que solemos llevar durante el resto del año; también para los niños, que con sus agendas y las nuestras van igual de cabeza que nosotros durante todo el curso.
Desde que acaba el curso para ellos viene el relax… Todo el tiempo del mundo…  El verano…
Yo recuerdo mis veranos de la infancia como si los días fueran interminables y las horas duraran el doble o el triple. El día cundía muchísimo y se podían hacer mil cosas. Y éramos libres, muy libres.
Ahora, por desgracia nuestros niños no pueden o no les dejamos (no lo tengo claro) disfrutar de esa infancia tan libre y aventurera como era años atrás. Son otros tiempos, para bien o para mal y hay que aceptarlo.
Por eso, es recomendable que las vacaciones las vivamos con calma, que dejemos atrás el estrés, que recuperemos el tiempo con nuestros hijos, que pasemos tiempo con ellos jugando, hablando, leyendo, riendo, divirtiéndonos, disfrutando de su compañía, de sus conversaciones… En definitiva, que hagamos lo que durante el resto del curso no solemos hacer o lo hacemos con la mirada y el pensamiento puesto en el reloj. 
Eso sí, tampoco debe ser una carrera contra reloj para estar todo el día al servicio de los niños, nosotros también necesitamos nuestro tiempo libre y nuestro tiempo de descanso y el disfrutar de nuestros hijos no se debe convertir en un trabajo sino en un placer más que nos permite el tiempo libre de las vacaciones.
Y si en algún momento del día se aburren no pasa nada, aburrirse es sano y necesario para así poder crear, fantasear, dejar volar la imaginación, inventar… Seguro que a ellos se les ocurren mil ideas sin necesidad de que estemos planificándoles el día o de que estén enganchados a las pantallas.
Así que… ¡A disfrutar!
¡FELIZ VERANO Y FELICES VACACIONES!

martes, 11 de julio de 2017

LA CLAVE ES EL RESPETO

LA CLAVE ES EL RESPETO

Con las imágenes de las fiestas de San Fermín, otro año más me viene a la cabeza la idea de que no avanzamos en respeto hacia los demás  en general y en particular en el respeto hacia las mujeres.
En Suecia, han llegado al extremo de anunciar el primer festival de rock donde se vetará la entrada a hombres “hasta que aprendan a comportarse”. Muy triste.
Algo está fallando ya desde hace mucho tiempo, seguramente demasiado.
Algo está fallando cuando vemos esas imágenes de chicas manoseadas o esas noticias sobre acoso sexual, abusos o incluso maltrato, demasiado frecuentes todavía hoy. Demasiado frecuente para el siglo XXI.
¿Qué está pasando que en vez de disminuir este tipo de casos, parece que vayan en aumento? ¿Qué puede estar fallando? Seguramente influirán  muchos factores, pero desde mi opinión, la educación sigue teniendo muchísimo que ver.
La educación que se le da a las niñas y a las chicas; la educación que se le da a los niños y a los chicos. A pesar de las múltiples campañas para fomentar la igualdad, la equidad, la no violencia… no parece que calen  profundo en la mayoría de la población, tampoco en la infanto-juvenil.
Las chicas, por una parte, crecemos desde hace ya bastante tiempo con la idea (¡menos mal!) de que somos capaces de conseguir cualquier cosa, de que no somos mejores pero tampoco peores que cualquier chico, de que somos libres para elegir con quién estar, qué hacer, qué ropa ponernos, qué pensar… Estamos cada vez más empoderadas. Y eso está muy bien, nos hace estar mejor con nosotras mismas, sentirnos más libres y librarnos de tantos prejuicios que hasta ahora nos habían sido transmitidos generación tras generación.
Cada vez es más frecuente ver que las niñas/chicas son capaces de decir que algo les molesta, no se muestran sumisas, dicen “no” de forma contundente…
Y los chicos… Aquí es donde me parece que está el principal problema… En los chicos… En su educación.  Educar a un niño/chico hoy en día es un verdadero reto, y lo sé por experiencia.
Lo cierto es que los estereotipos, los prejuicios y los modelos de los chicos de hoy en día no han cambiado tanto como lo han hecho los de las mujeres. Éste puede ser uno de los factores que hacen que muchos niños/chicos/hombres sigan sin entender que las niñas/chicas/mujeres merecen un respeto y una consideración por el hecho mismo de ser PERSONA, independientemente del género.


La actitud de los niños/chicos no ha variado tanto con respecto a las niñas/chicas. Y con  los años, esa actitud, en los peores casos con alta dosis de prepotencia, suele ir empeorando.
Por desgracia, me sorprendo aún a día de hoy viendo a niños que les causa repulsión el color rosa (y cualquier tono cromático que se le pueda parecer). Niños que se niegan a tocar una pintura de color rosa porque dicen que “es de chicas”. Niños que se niegan a jugar a “cosas de chicas” como la comba, con muñecos, con cocinas, disfrazarse… Niños que se niegan a bailar o a cantar porque “es cosa de chicas”.
Cosa de chicas…
Una pena que desde pequeños su mundo se vea reducido solamente a lo que es “cosa de niños”.
En cambio, las niñas y chicas sí que están ya más acostumbradas a jugar a juegos mal llamados masculinos como el fútbol, construcciones, coches, superhéroes, videojuegos…
Los juegos, los juguetes, la diversión no tiene género.
La buena educación, la educación correcta y respetuosa con niños/chicos y niñas/chicas, en igualdad de oportunidades, eliminando estereotipos y prejuicios que hagan que puedan pensar que unos u otras son menos importantes es, para mí, la clave de una mejora de esta situación tan confusa que existe en la actualidad.
Es necesario entender que cualquier persona, sea del género y orientación que sea, debe ser respetada y tratada de forma considerada;  sin ser menospreciada, humillada ni subestimada; respetando siempre sus decisiones y sus actos.
El respeto verdadero hacia los demás se aprende; hay que enseñarlo y demostrarlo desde bien pequeños.
Yo creo que ahí está la clave.


sábado, 1 de julio de 2017

LIBROS PARA TRABAJAR LAS EMOCIONES


LIBROS PARA TRABAJAR LAS EMOCIONES 

Aprender a identificar las emociones, aprender a regularlas, a expresarlas y a manejarlas correctamente no es tarea fácil; y menos en la infancia.
Por eso hoy vengo a recomendar la lectura de algunos libros, bien para los ratos libres de estas vacaciones o bien para tenerlos a mano siempre que nos falten ideas con las que afrontar la gran variedad de dudas y de inquietudes que la crianza, la educación y el día a día con nuestros hijos (o alumnos) nos plantean sobre este tema.
Para mí, un libro de “cabecera” sería el Emocionario.
Es un libro fantástico, donde muy poco texto da para mucha conversación con nuestros hijos (también es válido para adultos) para aprender a identificar las emociones, poniéndoles el nombre adecuado.
Yo lo trabajo con mis hijos y les encanta. Primero adivinan qué puede ser o a qué les suena la emoción. Luego leemos la historia y luego buscamos ejemplos de situaciones en las que nos hayamos podido sentir así. Esta es una idea para sacarle partido, pero seguro que hay muchas más… 
De la misma colección de “Palabras Aladas” está el Manual para soñar, que nos ayuda a explorar e identificar nuestros sueños y deseos y nos anima a averiguar cómo podríamos alcanzarlos.  
Yo por ahora tengo sólo estos dos de la Colección, pero también existen otros títulos también muy interesantes como Diario de Gratitud, la serie Azul, El juego de pensar o Valores de Oro.
Seguramente, todos merecen la pena y nos ayudan a trabajar las emociones, nuestras cualidades y fortalezas así como a encontrarnos mejor con nosotros mismos. 

Para niños digamos… temperamentales… recomiendo El cojín (y el libro) de Martina Repentina. Es un cuento corto, un pequeño cojín y una guía para canalizar los episodios de ira, frustración y enfado que surgen con los pequeños en el día a día.
Se trata de acompañarlos en ese proceso de regular sus propias emociones negativas y saber cómo pueden expresarlas sin hacer o hacerse daño.
Este pack es de Naniero Ediciones.
De esta editorial también está el cuento “En tus brazos”, que por ahora no lo tengo, pero que se trata de una guía para acompañar el llanto y la tristeza de los niños. 

Sobre las emociones y para los más pequeños (de 3 a 6 años) también puede ayudar el libro El monstruo de colores de Anna Llenas o Vaya rabieta de Mireille D’Allance.  

Aquí os dejo también un enlace con cuentos para trabajar la tolerancia a la frustración, tan necesaria y tan poco trabajada en los niños de hoy en día. 

Y ya para acabar por hoy, dejo otro enlace de otra página donde se recomiendan 50 cuentos para trabajar las emociones de los niños.

Desde luego... No podremos aburrirnos… Hay donde elegir.
Estos libros sólo son una pequeña muestra. Hay muchos más, así como muchas más páginas interesantes, pero para empezar a identificar y a trabajar nuestras emociones y las de nuestros pequeños no están nada mal. 

Ahora sólo queda disfrutar del verano, de las vacaciones, de la lectura y de nuestros hijos.