jueves, 28 de septiembre de 2017

LA IMPORTANCIA DE LA DETECCIÓN PRECOZ TAMBIÉN EN LA INFANCIA

      Hoy he leído este artículo de Jesús Jarque García, pedagogo y orientador en un colegio de Educación Infantil y Primaria de Castilla La Mancha que tiene un blog muy interesante y recomendable tanto para padres como para profesores llamado Familia y cole.
      En esta ocasión se habla de la importancia y trascendencia que tiene la detección precoz de los trastornos infantiles.
      Hay que tener en cuenta que el entorno familiar, en los primeros estadios del niño, y más tarde el entorno escolar y educativo son los encargados de observar y de detectar los posibles trastornos y/o dificultades que los niños puedan presentar. Es cierto que los profesionales de la salud también son importantes a la hora de la detección precoz, pero para ello, suele ser necesario que los padres u otros familiares ya se hayan dado cuenta de que algún aspecto del desarrollo del niño no parece evolucionar de la forma  más adecuada para su edad. 
      Los problemas pueden venir en el desarrollo motriz, en el cognitivo o intelectual, en el lenguaje, en el sensorial (problemas visuales, auditivos...), en la conducta, en el control de esfínteres, en la comunicación, en el desarrollo social, en el desarrollo emocional, etc.
      No es  nada fácil asimilar que nuestro hijo/a pueda tener alguna dificultad o trastorno, pero cuanto antes se pueda descartar, antes podremos estar tranquilos. Y si por el contrario, algo sucede, cuanto antes lo sepamos, antes podremos empezar a buscar soluciones.
      Yo siempre digo que más vale pasarse por exceso de cuidado y de observación que por defecto ya que un diagnóstico tardío se traduce siempre en un sufrimiento para los padres y para los niños así como en un retraso en la posible intervención educativa.
      Me ha parecido una reflexión muy completa y acertada; por eso he pensado que lo mejor era compartirla.
      Aquí está el artículo:

           "Todavía es pequeño, vamos a esperar a ver si mejora"

domingo, 10 de septiembre de 2017

Y LLEGÓ SEPTIEMBRE...


Y LLEGÓ SEPTIEMBRE….
Se acabaron las vacaciones, se acabó agosto, se acabó la playa, se acabó el dolce far niente, se acabó la pausa y el sosiego, se acabó pasar el tiempo a cámara lenta…
Llegó septiembre, llegó el cole, llegaron las colas, llegaron las prisas, llegaron los libros…
Con el famoso lema de “la vuelta al cole” todos volvemos un poco a la realidad, a la rutina, al trabajo, a las extraescolares, al famoso “día a día”.
Los niños también. Las madres/padres también. Y los grupos de Whatsapp del cole… ¡también!
Durante el verano seguramente la mayoría hemos podido desconectar de todo lo que tiene que ver con el colegio, pero poco a poco todo va volviendo a la rutina y es conveniente recordar algunas reflexiones para que el curso que inicia se haga llevadero y evitar posibles contratiempos que puedan surgir.
Aquí hay una cuantas:
  • Establecer una rutina adecuada de sueño.  Durante el verano seguramente hemos sido más permisivos con los horarios de sueño y nuestros hijos se han acostado más tarde o sin horario porque también se levantaban cuando querían.
    Ahora, con la vuelta al colegio es imprescindible que los niños duerman las horas necesarias para que puedan atender y rendir de forma óptima cuando estén en clase. Según los especialistas, alrededor de 10 horas son las recomendadas en la infancia.
  • Control de las pantallas (televisión, videojuegos, móviles y tablets). Hay que retomar también una rutina en este tema, un horario de juego o de tele,  que debe respetarse y ser adecuado para cada edad. No hay que olvidar establecer un control y una supervisión constante sobre qué tipo de juegos o de programas ven nuestros hijos y buscar que sean adecuados a su edad, conocimiento y desarrollo.

  • Control de internet. Siempre hay que controlar por dónde navegan nuestros hijos y con quién interactúan en las redes sociales o por whatsapp si no queremos llevarnos sorpresas…
  • Mucha comunicación y diálogo. Tanto con nuestros hijos como con los profesores de nuestros hijos. Hay que estar al tanto de si les notamos algún cambio que nos preocupe, alguna actitud que nos sorprenda… Maestros y padres deben trabajar juntos por el bienestar y el correcto desarrollo de los niños.
  • Dar autonomía. Es normal que los niños vayan haciéndose más autónomos, más independientes, que quieran ir haciendo más cosas por ellos mismos. Hay que ir dejándoles, poco a poco; en función de su edad. Ellos se sentirán mejor y sabrán que confiamos en ellos. ¿Y si se equivocan? Pues no pasa nada, de lo errores aprendemos todos.
  • Evitar sobrecargar la agenda. Es bueno que tengan actividades extraescolares, sobre todo respetando sus intereses (que no los nuestros). Pero todo exceso crea problemas y sobrecargar la agenda de los niños puede resultar contraproducente y puede ocasionar problemas de estrés y de ansiedad.
  • Determinar los límites y las normas con claridad. Límites y normas claras de conducta son necesarias para fomentar un modelo de conducta adecuada. Lo ideal es buscar el punto medio entre ser un padre/madre autoritario y ser un padre/madre permisivo. Ser coherente y constante puede hacer la tarea más llevadera.
  • Estar atentos a los comportamientos con los demás. Muy importante es cómo se relaciona nuestro hijo con los demás y viceversa. Habrá altibajos, amigos que dejan de serlo durante un tiempo, riñas, discusiones, etc. Merece la pena que los padres evitemos intervenir e interferir en las relaciones de nuestros hijos, ya que si lo hacemos, la situación que en inicio podía ser intrascendente, puede volverse grave y con mayor repercusión. Tan importante es saber cómo trata nuestro hijo a sus compañeros y amigos que cómo le tratan a él. Ante la menor duda, es conveniente ir a contrastar la información con el profesorado; hablar con nuestro hijo y dotarlo de recursos y estrategias para que sepa afrontar la situación conflictiva. Es recomendable educar en la empatía, la tolerancia y el respeto a los demás.
  • La mejor enseñanza es dar ejemplo. Las buenas formas, la alegría, el respeto, la buena educación, la tolerancia, la comprensión, los valores, la positividad, el sentido común, el cariño, el autocontrol…
    Todo (lo positivo y lo negativo) lo aprenden a través de nosotros, nos guste o no.
VENGA, QUE EMPIECE EL CURSO…